Sobre la etimología de las Paez (que nada tiene que ver con Fito)
¿La recuerdan? Años atrás era conductora de tv, por mi estigmatizada como la grosa de la tarántula en el hombro, con una boca de dimensiones asombrosas: Federica Paez .La incógnita de este curioso nombre me fue sabrosísimamente develada hace unos días. Los padres así la bautizaron en honor a Federico García Lorca. Equivalente suerte corrió su hermana Ernestina. ¿Adivinan?. El honrado en este caso fue Ernesto "che" Guevara. ¿Habrían sus progenitores soñado parir revolucionarios literatos y no desistieron en tal añoranza a pesar de encontrarse con dos seres con pechos y conchita?. Qué increíble. Por más empeño que hubieran puesto, nada de testosterona se deja ver en esos cuerpos (grasada aparte, disculpen).
Con un tanto de fantaseo y pisca de feminismo, elevé estos bautismos casi a un stament político que infunde la posibilidad de hacer a una mujer poseedora de virilidad. Y que ese otorgamiento proviniera de sus creadores me pareció aún más destacable. "virilidad" en un sentido mucho más abarcativo que en el de su uso ordinario. No refiere a ser un peneportante, a poder poner una trompada cuando te llamen geek en el colegio, sino a dejar abierta la plena posibilidad de admitir las mismas facultades que por siglos estuvieron restringidas, preservadas exclusivamente al hombre. Porque si seguimos la lógica histórica sobre la cual se yergue ese concepto, lo "viril" se deslinda de lo que son los meros atributos físicos del hombre. Aparece aquello como la facultad que permite detentar el poder, el goce irrestricto de lo sexual y el ejercicio de las prácticas culturales, artísticas e intelectuales que le estuvieron largamente vedadas al ámbito femenino. En ésta falsa transmutación es que lo viril deja de referirse exclusivamente a aquello que biológicamente lo diferencia de la mujer para bimbolizar la posesión de esos atributos. Viril : "relativo o perteneciente al varón". Ahí está: es eso, lo PERTENECIENTE. Entonces, la virilidad se presenta como lo anhelado, lo envidiado, que dado a esa desfiguración ya no es intrínseca a la naturaleza masculina sino a lo que aquél le perteneció, de lo aquél se apropió a lo largo de la historia, a sus posesiones. Así las cosas, hoy día deberíamos dar por derrumbada la presunción de lo viril como inasequible a la condición femenina y comenzar a (o terminar de) apropiárnoslo.
Por esto es que encontré con entuciasmo (probablemente aportado más por mí que por el contexto) a ésta pequeñez etimológica como rupturista en cuanto a esquemas de género.
Por mi parte, ante la bobera niñezca de querer sentirme especial, cuando les pregunté por el origen de mi nombre a los viejos, ellos intentaron agasajarme alegando que había sido inspirado en la película sobre la burguesa rebelde que sedujo al cura y murió fusilada por amor junto a él en manos de las autoridades. Bueno, no sé si mi virilidad, pero mi irreverencia y romanticismo están cubiertos.
Con un tanto de fantaseo y pisca de feminismo, elevé estos bautismos casi a un stament político que infunde la posibilidad de hacer a una mujer poseedora de virilidad. Y que ese otorgamiento proviniera de sus creadores me pareció aún más destacable. "virilidad" en un sentido mucho más abarcativo que en el de su uso ordinario. No refiere a ser un peneportante, a poder poner una trompada cuando te llamen geek en el colegio, sino a dejar abierta la plena posibilidad de admitir las mismas facultades que por siglos estuvieron restringidas, preservadas exclusivamente al hombre. Porque si seguimos la lógica histórica sobre la cual se yergue ese concepto, lo "viril" se deslinda de lo que son los meros atributos físicos del hombre. Aparece aquello como la facultad que permite detentar el poder, el goce irrestricto de lo sexual y el ejercicio de las prácticas culturales, artísticas e intelectuales que le estuvieron largamente vedadas al ámbito femenino. En ésta falsa transmutación es que lo viril deja de referirse exclusivamente a aquello que biológicamente lo diferencia de la mujer para bimbolizar la posesión de esos atributos. Viril : "relativo o perteneciente al varón". Ahí está: es eso, lo PERTENECIENTE. Entonces, la virilidad se presenta como lo anhelado, lo envidiado, que dado a esa desfiguración ya no es intrínseca a la naturaleza masculina sino a lo que aquél le perteneció, de lo aquél se apropió a lo largo de la historia, a sus posesiones. Así las cosas, hoy día deberíamos dar por derrumbada la presunción de lo viril como inasequible a la condición femenina y comenzar a (o terminar de) apropiárnoslo.
Por esto es que encontré con entuciasmo (probablemente aportado más por mí que por el contexto) a ésta pequeñez etimológica como rupturista en cuanto a esquemas de género.
Por mi parte, ante la bobera niñezca de querer sentirme especial, cuando les pregunté por el origen de mi nombre a los viejos, ellos intentaron agasajarme alegando que había sido inspirado en la película sobre la burguesa rebelde que sedujo al cura y murió fusilada por amor junto a él en manos de las autoridades. Bueno, no sé si mi virilidad, pero mi irreverencia y romanticismo están cubiertos.