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Todo argentino, creo comprenderá en la fecha de hoy, 24 de marzó, éste espacio en blanco que dejo. Espacio doloroso, inamovible, irreductible correspondiente a nuestro conocido siniestro período histórico denominado "Proceso de Reorganización Nacional". Sin reiteraciónes, sin efervecencia, sin voluptuosidad. No espero estar diciendo nada que no sepan. Y si me privo de declaraciones efusivas es porque confío en que esa molestia está diambulando su conciencia tanto como la mía. Velo por ellos 30. 000 y por tantos otros subyugados al temor, terror, horror. Lo único que puedo ofrecerles es éste incorruptible lugar en mi memoria.

Peripecias ascensorísticas ( again )

Ël no predijo las chances de toparse con una vecina en el instante en que bajó a abrirle a alguien en su bronceado cuero. Su vecina tampocó lo hizo cuando de improvisto descendió, también a despedir compañías, en minifalda y una obsena remera de breteles grotezcamente disimulados, sin sostén de por medio.
Dada ésta yuxtaposición de variables casuales y oscilantes, terminamos en lo que bien podría catalogarse como escena pornográfica por excelencia. Empleé todo mi empeño en no notar la blanca banda elástica del boxer que sujetaba sus caderas, al menos en que no se notara que lo notaba. Creo que le sucedió algo similar con mi despechado escote. Sumergidos en esa vizcosa incomodidad, él decidió hacer algo por esa tan in-deseada circunstancia y ejecutó un –Hace mucho que vivis aca?. -toda la vida- respondí con ligereza. - ah, yo por ver gente jóven, viste? -agregó. El arribo a su piso nos libró de la continuidad de ese plástico, incípido cruce verbal. –igual, no te preocupes que vivo con dos viejos de 60- le dije apoyando mecánicamente mi mano sobre su omóplato desnudo, a modo de despedida. Rió. Ni bien arrancó nuevamente el ascensor me quedé pasmada, azorada, rebotando contra ese acto fallido consumado; La premeditada contención de mis articulaciones durante esa vertiginosa situación física se hubo, finalmente, visto dilatada en ese (absolutamente innecesario, imbécil!) gesto reflejo e insignificante saludo.
Volvimos a cruzarnos días después cuando...






La presencia de un tercer objeto innanimado, su bicicleta, nos evitó la repetición de otra intolerable situación ascensorística.

materialismo celular

¿Llegará el día en que las clases sociales se vean categorizadas a través de los diferentes
modelos de teléfonos celulares?
Y hay gente que aún aguarda el apocalipsis..

.. and you don´t have a clue

Desterrarte de una vez por todas de mis fantasías fue casual, si lo hubiera planeado, hubiese sido en vano todo esfuerzo realizado. Cuando te volvía a ver, el pánico taquicardeo se había diluído, lógico luego de haberte confiscado infinitas veces a las penumbras de mi cama sin que siquiera lo notases. Te lamí tantas veces el torso sin que pudieses experimentar ni el más mínimo consquilleo y te besé hasta mi asfixia sin que tu boca encontrara la mía. Sudé lágrimas, nos casamos en un cheep hotel, te regalé un anillo de chisito, nos embriagamos hasta el vómito y enuncié tantas veces "te amo" que la terrible, temible sentencia había quedado reducida a la categoría de " me pasas el pan?". La idea de vos me embriagó, entumeció y devastó durante un período de tiempo amorfo en el que la medida de mis días estaba dada por la cantidad de masturbaciones que me practicaba al abrigo de mi inspiración sexual, y, paralelamente, por la escasa periodicidad de algún encuentro somero que descalabraba nuestro lazo amoroso cuando vos te sentabas a 10 mentros y yo pretendía no mirarte.

no te sonrojes que..

Si alguien (en calidad de ese alguien) emite hacia mi persona una apreciación tal como: "sos adorable", entierra toda remota posibilidad de ser su objeto de adoración. Evoca, con un matiz infantil, a la compasión en lugar de la pasión que inspira el acto de adorar. "Sos adorable": pero que te adore tu mamá, tu sobrinita, tu novia o tu perro.

Podrán llamarlo pesimismo, pero esta sutileza discursiva es innegable. Pónganla a prueba.

voyeur

Fuck you once -for good - . Fuck you twice -for curse-.

Me asquea profundamente este embarazoso voyeurismo frete a tu narcisa inchazón. Tal como hacerse pís: aunque en soledad, uno es testigo (bien educado según las costumbres de pampers y demás apósitos) que aplica sobre sí la vergüenza que vio hecha pública alguna vez en los húmedos pantaloncillos de un mocoso del jardín.
Como si no quisieses que te mire, como si no me dejaras corridita la cortina de tu ventana (a mí y a cuántos más) cuando yo ya bajé la mía rogando por algo de intriga. Mirar y admirar son dos actos que se consuman de manera insoluble en tu figura. Yo, que te mimo bajo luz tenue al compás de mi más galardonado mp3 y vos que dejás caer sin más ni menos esa sonrisa malograda sobre el monitor. Tu ventana se disfraza de escenario y a la vez que te condeno por tal engreída pechoría, me acomodo en la butaca cual viejo verde en suipacha al 900 declarándome en silencio espectadora de tu vanidad. Pero no he de tocarme al calor de tus senos; esos voluptuoso adornos que llevas colgado incómodos por delante, sino con lo más intangible a esta mano grosera. No he de exitarme con esos labios matecosos o vientre curveteado pero con todo lo que se te muere de la boca para adentro, con esa baba idílica que uno de tus descuidados escupitajos dejó pegada en mi mejilla.
El día que descuelgues los reflectores y descuides tu mejor perfil, el día que yo deje de pagar la entrada y haya modificado la alineación a mi telescopio, quizás me encuentres distraída por calle Lavalle y hasta tengas la oportunidad de invitarme un café. Hasta entonces.