jueves, noviembre 17, 2005

El Torpedo

Incrustar los dientes en la masa helada, fruncir los labios contra ella y succionar el líquido azucarado que desprende el Torpedo de limón. Constante en las elecciones de frigor de toda mi infancia. Las salidas del colegio primario estaban signadas por ese sabor ..y no es lo mismo hablar de cualquier gusto de limón. Sólo el Torpedo me retrotrae a los veranos insoportables, a las calzas tres cuatos floreadas, a los raspones (mejor conocidos como "frutillitas") cubriendo por completo toda la superficie de mi maltrecha rodilla; al bar del proteñito en el club. El gusto tanto como la estrategia que tenía que adoptar al irlo comiendo para que la porción de hielo no se desmoronara rápidamente del palito de modo tal que o bien me quemara la lengua o bien terminara estrellada tan decepcionamente en alguna baldosa (decepción que más de una vez valía el llanto). El "vale otro" y hasta el gusto a madera que finalmente descubría el paladar, acabado el helado.
Me acuerdo los meses en que padecí la extracción de mis amígdalas. El intinerario post-operatorio a seguir ya había sido asignado de antemano para mi consuelo: Vivir a base de helado. Mamá compró dos cajas, dos packs de 6. Era grandioso. Como mi familia jamás fue numerosa, nunca exitió aquello de las compras mensuales, esas de tamaños industriales. Esa semana mi felicidad había estado depositada en un pack de telgopor. Para mí sola 12 helados.

Lo mejor del día. Estuve entre una cita por parte de Auster de Maurice Blanchot " Debo dejar algo claro: no he dicho nada extraordinario ni tampoco sorprendente. Lo extraordinario comienza en el instante en que yo dejo de escribir. Pero entonces ya no soy capaz de hablar de ello" y mi torpedo de limón. Aunque ambas cosas pueden ser un poco de lo mismo. No puedo escribir el sabor de mi Torpedo de limón bajo el sol apremiante de las cuatro de la tarde.

7 Comments:

Blogger Ruth said...

Aún se me caen pedazos de helado por la calle aunque, claro, ya no se trata de torpedos de limón con un "Vale Otro" escondido, sino de los de chocolate y cositas pegadas.
Me hiciste acordar de los torpedos de frutilla, ésos si que eran buenos.

3:55 a. m.  
Blogger Lala said...

Te juro que ayer me regalaron un Torpedo de limòn. Son maravillosos.

8:38 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

ayer me tenté con uno, pero no era frigor y se mepagaba todo entre los dedos y tenia q hacer equilibrio con el pedazo que quedaba de un lado del palillo.

Amo morder la maderita, por alguna razon asienta el sabor del heladito

8:25 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Qué loco, yo pienso en infancia... ¡y no existía el Torpedo de limón! Je.

Es un placer leerte Cam, no te quedes callada.

6:22 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

creo que es "ir comiéndolo" en lugar de "irlo comiendo" que parece aceptable sólo oralmente y empieza a sonar raro en lenguaje escrito. saludetes,

artimanha

1:52 p. m.  
Blogger U. said...

El gusto a madera del final! Tal cual... que buena descripcion.

5:33 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

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11:52 p. m.  

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