sábado, abril 09, 2005

A saber :

Ella es mi esperanza viva de amor. No es ni lo que es ella, ni lo que soy yo, ni lo que nunca vamos a ser juntas.
Un renglón en blanco donde oso redactar mis besos. Una ostra de gemidos amalgamados. Un pozo ciego al que arrojo fantasías como monedas gastadas. Una meta en el infinito.


Te he inventado, al igual que se confeccionan altamente cotizadas y bien comercializadas (documental i-sat 4 am.) muñecas de hule inflables, pero transladado a un plano metafísico donde la satisfacción en la posesión trasciende a las concreciones sexuales, genitales.
Recuerdo la escena en que Casanova (título y personaje de un film de Fellini) le hace el amor a una seductora, endiablada muñeca alcanzando el más desesperante y gratificante orgasmo ocurrido en toda la película. Metáfora sublime que ilustra con genialidad éste esbozo que en vistas primeras se presenta tan vulgar o perverso. Esto desborda la consigna de la saluble necesidad de encontrar espacios, personas, cuerpos terrenales donde plasmar placeres impostergables.
Refiero a una máxima: el deseo es la motriz de la vida, inagotable, pero ende, imposibilitado de ser plenamente consumado, descargado. Siempre debe quedar alguna carga de excitación que permita la continuidad del vivir. Por ende, la concepción del otro, el deseo por el otro jamás es un 100% "real" porque no comete una liberación absoluta de ese deseo. Sin embargo, no por ello es atribuíble el valor de efímero, ni constituye un enunciado nihilista. No quita la realidad de que la persona amorosa lo sienta vivídamente de esa manera. Pero condición esencial de ello es la existencia de esa muñeca, ese ideal netamente fantástico, esas aspiraciones amorosas, transferibles al amante. A algúnos ese ideal se les presenta borroso, indeterminado o hasta no revelado, a otros nos acucia cuando creemos verlo, vislumbrarlo con una nítidez embriagadora, cuando tenemos la certeza de que esa muñeca abarca todo lo deseable sobre la faz de la tierra, justamente porque no hay nada "real" a qué atenerse; haremos de ella lo que querramos posibilitando, de se modo, la satisfacción pura de placer. Así, ésta metáfora, ésta imágen surrealista corrompe de lleno la máxima.
A Saber : la realidad afectiva está constituída por elementos concretos, reales, situacionales completamente atravesados por aspiraciones fantásticas nacidas de la materia del deseo, inaccesible y de ningún modo objetivable.

Saber? ja. Saber?, claro, saber.
Es interesante, pero jamás podré saber cómo sabe el saber.
Comienzo a ser partidaria del sabor antes que el saber, mal que le pese a Platón

Necesito que existas, en algún tiempo, en algún lugar

3 Comments:

Blogger Ruth said...

Al fin escribiste, muchacha...
Por cierto que esa manía de posesión trasciende lo sexual. Es una obsesión por controlar, por exclusivizar al otro, siempre fantasiosamente, claro. El problema es cuando eso se torna demasiado real, y creemos que las personas se pueden poseer, pueden ser "nuestras". Ahí sí que se complica, vaya...
Muy, muy inteligente tu post.
Aprovecho para dejar la nueva dirección de mi blog, pues el anterior me lo hackearon: la-mala-reputacion.blogspot.com
Besos y sigo leyéndote (todavía no entiendo cómo no lo descubrí antes)

6:03 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

y todo me transfirió a un bar de viejos en una esquina del once. la escritura es mágica, está decidido. y yo sigo dándole vueltas a las palabras. nunca creí que tuvieran tantos lados!

5:27 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Lo lindo que escribìs y lo pegoteada que me siento con algunas de tus frases. Un enchastre de identificaciòn.
La realidad: una reventada.

5:57 p. m.  

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