domingo, febrero 13, 2005

6 años impresos

Lo venía postergando hacía semanas. Meses, hasta un año, en realidad; pero semanas desde las numerosas peticiones de mi madre: poner orden y deshacerme de esa barbaridad kilométrica de apuntes del secundario. Lo venía postergando y me di cuenta, no por pereza. Otro fin de semana más hubiera sido una desfachatez para con mamá y papá que, desde la desaparición de la monstruosa biblioteca, reclama un mínimo espacio donde ubicar sus libros vitales.
El montículo era de una dimensión considerable. Manos a la obra sobre la pila de pasado. Me enfrenté a cada uno de los centenares de guías, rememorandolas centímetricamente, reviviendo la presión ejercida con los resaltadores chillones. Maldito Lenci!, qué perro día me cagaste con ese insufrible oral. Tiro El Matadero?. Iniesta se enfurecería. Asia y Äfrica, los tutus y los tutsis, recortes de medio oriente, y la gorda escatológica de Giro que removía grotezcamente los mocos con el dedo índice (sí, hasta los examinaba y hacía bollito) y rascabase una mama en cualquier momento que le placiere. El río nilo, las cuencuas petrolíferas de Nigeria, Apartheid en Sudáfrica, tecnología de punta y factorias japonesas que vienen a robar nuestras estimadas merluzas y patrióticas ballenas. Mi sudor frente al mapa y el éxtasis de la Giró en mi acto supremo de titubeo, espasticidad y ridiculez. Conectores. Heródoto. Vectores, sumatoria, derivadas.
Así se me viniero encima los 5 años estudiantiles. Contemplar la guía de botánica significó sentir el agotamiento de las ocho am y la disección de la puta semillita. Cada firulete me devolvió al duro pupitre cubierto de liquid papper y al adorable negro sucio del pizarrón. No quiero dejar diluírse a la tinta de interminables hojas, ni despojarme de los más abominables, aborrecibles, brillantes y admirados profesores. Estoy yo en cada página, cada logro y noche somnolienta con cocteils de cafias y coca-cola. No puedo soltarlo porque todo aún parece estar estático en su debido lugar. Tengo miedo de eliminar la guía de romaticismo y que indescriptiblemente, en un acto fantástico, mi siete de literatura de desfigure a cuatro.
El punto culminante llegó junto a la carpeta del curso de ingreso." soda y oasis 4 ever ". "Marce te amo" (tachado), y "Diego te quiero". "Di caprio potrazo". No me sonrojo, ni averguenzo. Debería recuadrarlo en el más venerable marco de honor.

2 Comments:

Blogger '-.-' said...

Jáh!

8:39 a. m.  
Blogger Santurro said...

Interesantes recuerdos. Pero no creo que para conservarlos tengas que atarte a esa pila de souvenires mugrientos.

Con cariño y toda la onda. Te desea lo mejor: Santo

4:40 p. m.  

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